La alimentación es fundamental para la salud y los alimentos pueden ser utilizados como herramientas terapéuticas. En otras palabras, la dieta y la medicina están estrechamente relacionadas y deben ser consideradas conjuntamente para lograr un equilibrio y una recuperación óptimos. Esto implica que podemos prevenir y tratar enfermedades gracias a una dieta equilibrada y saludable.

Los pueblos más longevos del mundo, como los habitantes de Okinawa en Japón y los de Icaria en Grecia, comparten una característica común: llevan una dieta saludable y equilibrada. Estos grupos consumen principalmente alimentos de origen vegetal, como frutas, verduras, legumbres y granos integrales, que son ricos en nutrientes esenciales como vitaminas, minerales y antioxidantes. Además, limitan el consumo de carnes rojas, productos lácteos y alimentos procesados, que suelen estar asociados a un mayor riesgo de enfermedades crónicas. 

La dieta de estos pueblos también se caracteriza por ser baja en calorías y grasas saturadas, lo que ayuda a mantener un peso saludable y reduce la inflamación crónica, un factor clave en el desarrollo de enfermedades como el cáncer y las enfermedades cardiovasculares. Asimismo, el estilo de vida activo y la integración social de estos grupos contribuyen a su longevidad, demostrando que una combinación de una alimentación equilibrada, actividad física y bienestar emocional son claves para una vida larga y saludable.